domingo, 29 de diciembre de 2013

CALOR EN LA OFICINA


Era un día de perros en el trabajo, en la oficina trabajábamos doce mujeres en menos de cincuenta metros cuadrados y el aire acondicionado lo había apagado la pelota de la encargada para ahorrar, según ella. Acabábamos de entrar del bocadillo en el cual mi amiga Marta nos había estado enseñando las fotos que se hace mientras se folla a su amante, o por lo menos a uno de ellos. Con lo feúcha que es no entiendo como lo hace.
Después del descanso y con el calor que hacía se notaba cierta tensión en la oficina; mi actual pareja me a dicho muchas veces, que seria increíble podernos poner a todas cachondas a la vez un día, para ver qué pasaba. Pues creo que ese día ha llegado. Cuando venga por mí a la hora de salir le voy a dar lo suyo.




Algo raro pasa, todas nos miramos a hurtadillas, ¿están afectando tanto como a mí las fotos de Marta y su chico?, ¿Qué estarán pensando?, mi imaginación se dispara.
Nos miramos las unas a otras,  nos ruborizamos, sonreímos, ¡dios que imágenes viene a mi mente!, un montón de pezones duros tan cerca unos de otros y bragas mojadas por todas partes que nos molestan y nos hacen movernos inquietas en la silla. ¡Madre mía como estoy!.

 En ese momento cuando más calientes estamos entra un jefazo de la oficina, es uno nuevo, aun con el traje se le nota lo fibroso que esta y lo deportista que es, alto moreno y para comérselo.
Se acerca a todas una por una a saludarlos, olemos su aroma varonil, en el estado que estamos su perfume hace que el último resorte de nuestras cabezas salte.
Al darle dos besos mis pechos rozan su cuerpo, no ha sido sin querer, yo mejor que nadie conozco el poder de mis tetas y estoy muy cachonda. Me aparto de él y le miro al paquete sin disimular, sonrió de emoción triunfal al notar su tremendo aparato bajo los pantalones, ¡que se joda el pringado!. Vuelvo a sonreír y me paso la lengua muy despacio por los labios, dando a entender lo que haría con ella en la boca, vaya cara de tonto que se le ha quedado. Un grito interior se ahoga en mi garganta "VICTORIA".


Se va a seguir saludando y me llevo una desilusión, no hemos intercambiado ni una sola palabra.
Mi frustración me hace trabajar con más velocidad y termino pronto todo lo del día.


De pronto se me acerca la encargada y me dice - Carla pasa por la oficina del nuevo jefe que quiere hablar conmigo de inmediato-, automáticamente mis bragas se empapan de nuevo, salgo de la oficina y voy directa al baño a ver qué puedo hacer con ellas pero están muy mojadas y no quiero que se noté lo incómoda que estoy.
Una decisión a rápida, iré sin bragas a ver al jefe, que morbo, en el fondo eso me pone muchísimo. Me acicalo un poco y al despacho.
Es amplio y muy moderno, con una decoración de la llamada minimalista con una inmensa mesa en color negro como todo el mobiliario y las paredes pintadas de blanco inmaculado.

Se acerca a mí y me hace un gesto para que me acerque a la butaca que tiene frente a la mesa.

De nuevo los dos besos pero esta vez me puede la tensión y esquivo el roce de mis pechos, ¡mierda se ha dado cuenta! y yo de que se está empalmando, me pregunto qué ha pasado y sobre todo porque esta así, ¿habrá estado pensando en lo de antes?
Solo  de imaginarlo me ruborizo, lo cual me da más corté aún.
De repente y sin mediar palabra me agarra por los brazos y me empuja contra la mesa. Quiero gritar pero no tengo claro si de terror o de placer, me besa con mucha energía, me gusta, besa muy bien.

Va poco a poco bajando las manos hacia mis tetas, me las acaricia con fuerza, me duele y te gusta a la vez, se agacha y me muerde los pezones a través de la ropa, vuelve a subir y me come el cuello mientras va bajando las manos hasta mi falda. Las mete por debajo y al notar que no tengo bragas me sonríe de una manera que me da miedo.
De pronto me da la vuelta dejándome contra la mesa de nuevo, pero ahora estoy de espaldas a él. Aprieta sus caderas contra las mías y noto lo grande y gorda que la tiene. Sigue mordiendo mi cuello y lamiendo mis orejas, está jadeando, se le nota que quiere follarme ya y creo que yo también lo quiero pero no me suelta y no puedo hacer nada de nada. Se aparta un poco, escucho como se suelta el cinturón y como baja la cremallera, levanta mi falda y de un solo impulso me la mete toda hasta el fondo. Jamás nada me había dolido tanto. Pero jamás nada me gustó tanto, empieza despacio con movimientos lentos lo cual hace que jadee como la perra que siempre he sido. Poco a poco aumenta el ritmo, estoy que reviento, necesito correrme.
Y cuando ya no puedo más la saca de golpe y me deja con las ganas. No me he dado cuenta pero han llamado a la puerta.
Él se apresura a colocar su ropa y por fin escucho  las voces " Señor González tengo que hablar inmediatamente con usted" joder es su jefe. Y me doy cuenta de que es la primera vez que oigo su nombre, anda que ya me vale.


Nos ha pillado está todo perdido el trabajo, el prestigio.
Se abre la puerta y un hombre de unos 50 años entra con cara de mal genio. Tiene unos 50 pero está muy bueno, es el Señor Braum, le trasladaron de las oficinas de Londres para poner algo de orden hace unos meses y creo que es la segunda o tercera vez que le veo. Se ha dedicado a recortar personal y no quiere saber nada de las obreras y sus problemas.
La he cagado, o mejor dicho la hemos cagado los dos.
Con lo mal que están las cosa por la puta crisis, a ver quién es el guapo que encuentra trabajo y encima con una hija de 8 años, necesito este trabajo.
El cincuentón nos mira con los ojo inyectados en sangre, no dice nada, se da la vuelta para salir del despacho, no sé ni qué hacer ni dónde meterme, de pronto cierra la puerta y pone el pestillo y nos pide que continuemos con lo que hacíamos, -pero en silencio, que se la oía jadear desde mi despacho-; nos miramos y comprendemos que de perdidos al río. Me coloco yo sola contra la mesa y me levanto la falda ofreciéndote de nuevo mi coño aún mojado.
El Señor González del susto se ha quedado algo flojo pero enseguida la tiene otra vez a tope como a mí me gusta y comienza de nuevo a empujar pero ahora con un ritmo menos agradable, está cortado se le nota.
No sé por qué pero estoy más cachonda aún no tardo en correrme la primera vez y la segunda viene seguida. ¡Ufffff! como me puede gustar esto.
Cuando él está a punto, por lo acelerado de su respiración, se oye una voz, es el Señor Braun, miro hacia atrás y veo que tiene la cremallera abierta y que se está masturbando mientras mira, nos pide un momento, se pone del otro lado de la mesa y me tira del pelo hacia atrás para que levante la cara de la mesa, me pide que habrá la boca para que me la meta  y empieza a meterla casi hasta la garganta. Le manda al otro que continúe, que quiere que me dé más fuerte.
Jamás pensé que era tan zorra y que me sentaba tan bien, pero me gusta esta sensación. Retuerzo mis caderas lo que puedo y oigo como el Señor González goza con cada movimiento.
 

Me corro una y otra y otra vez, no puedo más, pero quiero
que se corran juntos y me llenen los dos agujeros. Se la chupo con placer, haciendo círculos con lengua alrededor de ella y a la vez empiezo a mover el culo para que el otro termine también.
Los dos explotan casi a la vez y yo me quedo destrozada sobre la mesa.
Se arreglan la ropa y el viejo se va sin hablar.
El señor González me ayuda a incorporarme, me siento mareada y aturdida, no sé muy bien que ha pasado. Pero he gozado como la perra que me gusta ser.
Se despide de mí diciéndome que está orgulloso de mí que estoy realizando un gran trabajo para la empresa y me cierra la puerta cuando salgo.
Voy directa al baño, me tengo que lavar. Un líquido cálido y viscoso me cae entre las piernas y en la comisura de los labios tengo restos del semen Braum.
Me enjuago la boca y me coloco bien la ropa, estoy hecha un desastre, colorada aún y con el pelo revuelto después del tirón, no me queda nada de maquillaje, así que me lo retoco un poco, mis mejillas están sonrojadas y mi respiración aún acelerada.
Cuando salgo del baño mis compañeras ya se van, es la hora de salir y de pronto recuerdo que había quedado contigo, que me venias a buscar.
Estarás fuera esperándome, y ahora qué hago, a ti te amo, te deseo, es nuestro aniversario, hoy hace cuatro meses que te conocí y quería que fuera una noche especial, con cena, paseo de la mano y ya se vería que más.
Pero no creo que vaya a poder ser, decido no contarte nada pero tengo miedo de que se note lo que ha pasado hoy.
Recojo mis cosas y salgo a la calle. Ya es de noche y hace frío.
Hay estas, tan guapo como siempre, con ese porte del que me enamore no hace tanto y del que aún estoy enamorada, ¡por dios que he hecho!, se me ha ido la cabeza del todo.
Me acerco al coche e intento sonreír pero me cuesta mucho y sólo me sale una mueca difícil de entender.
Tu eres el sueño de mi vida, pero acabo de cumplir una fantasía y no quiero que te des cuenta.
Me subo al coche, me das un beso y arrancamos.
Estoy callada mirando al suelo. Me preguntas por el trabajo pero no te contesto. Me preguntas que me pasa y no te digo nada. Sigo callada.
De pronto las emociones se agolpan en mis ojos en mi garganta y estallan, rompo a llorar y entre sollozos te cuento lo ocurrido.
Tu no dices nada te mantienes impasible pero tu rostro se oscurece poco a poco.
Salimos del polígono donde están las oficinas y giras a la izquierda, no es la ruta de siempre pero no me atrevo a decir nada.
Tras varios kilómetros de silencio pegas un frenazo y te metes  por un camino de tierra, tu cara está llena de tensión.
Me empiezas a preocupar de veras, es un pinar en medio de la nada, ¿Qué hacemos aquí?
Está muy oscuro y es muy peligroso andar por aquí de noche, -¿que te pasa? Dime algo por favor-.
Cuando estamos lejos del alcance de la vista de nadie, paras el coche y te bajas, abres mi puerta y me sacas de un tirón. Me lanzas contra capo y me empiezas a dar unos azotes tremendos en el culo, me levantas la falda y claro lo primero que ves es la falta de bragas, me das aún más fuerte, sigues uno otro más sin parar, me escuece, me duele, me arde el culo, pero también me excita, ¿Qué demonios me pasa hoy?, se me ha ido la pinza del todo.
De un tirón me arrancas el vestido y me quedo solo con el sujetador, me miras de arriba abajo horrorizado, noto el asco que te doy.
Te das la vuelta y muy cabreado te montas en el coche tiras mi bolso por la ventanilla y me dejas allí tirada, tus únicas palabras son un simple "PUTA".

No sé qué hacer allí sola en la oscuridad absoluta y sin ropa.
¿Qué hago?, de pronto en mi bolso suena el móvil.
Es Alberto un antiguó novio de antes de conocerte, le cuento lo que pasa y le pido ayuda, pero me manda a la mierda y pasa de mi. Llamo a Julián, mi ex marido y lo mismo y encima se ríe y me dice que me lo merezco.
Entonces decido llamar a Nacho, al cual deje cuando te conocí, dice que ya me lo aviso y que no viene por nada del mundo, que lo hubiera pensado antes.
Decido llamar a Marta, la culpa de todo esto es suya por enseñarnos las fotos, a quien quiero engañar es todo culpa mía, pero aun así la llamo, me contesta entre jadeos, me dice que ha venido su amante otra vez y que está ocupada, que me busque la vida.
Rompo a llorar y me siento en el suelo, me duele el culo José, con esas manazas me lo has destrozado.

Estoy desesperada. De pronto veo dos luces a lo lejos, es un coche que se acerca, me levanto de un salto y me doy cuenta de mi situación, desnuda en el pinar. Me escondo o por lo menos lo intento.
El coche se acerca pero esta oscuro y las luces me deslumbran, me doy cuenta de que he dejado el bolso en el camino, pero ya es tarde.
El coche se detiene su lado, estoy muy nerviosa y me escondo aún más. Se baja alguien se acerca al bolso y lo recoge.
No puedo más, voy a llorar de nuevo, pero no puedo hacer ruido. Mete el bolso en el coche y cierra las puertas tras apagar el motor y las luces del coche, tengo mucho miedo. De repente se oye una voz contundente y masculina, me suena pero no sé quién es hay mucho eco y oigo más el castañeteo de mis dientes que lo que dice.
Vuelvo a escuchar la voz y me doy cuenta de que me llama a mí, -CARLA, CARLA ¿DONDE ESTAS?-.

Me da miedo salir, pero si me llama por mi nombre es que me conoce y sólo hay una persona que sabe dónde estoy. Salgo de mi escondite, desnuda, sucia llena de arañazos, muerta de frío y dolorida, me acerco a ti.
Al ver mi estado abres el coche, una luz interior me ilumina la cara y me deslumbra. Sacas una manta de viaje  y me la hechas por los hombros, con ternura, con cariño pero con mucha rabia contenida. Me abrazas tiernamente y me besas la frente. Me ayudas a montar en el coche, no dices nada, arrancas y salimos del pinar.
Vamos en dirección de mi casa, ni siquiera me miras, pero lo que más me duele es tu silencio.
Me ayudas a subir a casa, sacas las llaves de mi bolso y me llevas al salón, me haces sentar en el sofá, ¡joder aún me duele el culo!.
Te vas al baño y oigo como accionas  el grifo y el  correr del agua en la bañera.
Al rato se deja de escuchar y entras en el salón. Tienes una
expresión sería algo que nunca había visto, sólo quiero que me trague la tierra.
Me ayudas a ir al baño, me quitas la manta y el sujetador y me metes en la bañera de espuma que has preparado.
Esta caliente, muy caliente o yo estaba demasiado helada y escocida.
Coges una esponja, la llenas de gel. El aroma inunda el baño, cierro los ojos y me dejo hacer.
Lavas todo mi cuerpo y mi pelo que esta enmarañado. Empiezo a adormecerme por el suave masaje.

Me sacas de la bañera y me secas con mucho cariño, me coges en brazos y me llevas al dormitorio. Me metes en la cama y al sentir la suavidad de las sábanas  y el roce de la almohada entro como en éxtasis. Me das un beso en la frente y me dices que me quieres.
Cierro los ojos me besas en los labios, solo escucho tu respiración y me das las buenas noches. M
e quedo profundamente dormida.

Pasan las horas, al amanecer con los primeros rayos de sol que entran por la ventana me despierto, me desperezo aún en la cama y me doy cuenta de que no estas.
Salgo de la cama a todo correr, te busco por toda la casa pero no estas, te llamo  al móvil, no lo coges. No dejo de pensar en que te he perdido para siempre y que me merezco todo lo que me pasa.

En ese instante de desesperación se escuchan las llaves en la puerta, corro por el pasillo, se abré la puerta y entras tú con un paquete en la mano, te detienes mirándome y me sorprendo, rompo a llorar otra vez, me siento como una estúpida, caigo de rodillas pidiendo perdón. Te acercas a mí, despacio, sin que pueda dejar de llorar, me ayudas a levantarme, me abrazas y me besas con pasión y me aprietas contra tu cuerpo.
Nos miramos a los ojos y me doy cuenta de que esta todo olvidado, me has perdonado.
Me llevas a la cocina y veo lo que no vi al buscarte por la desesperación, que tienes preparado un excelente desayuno y caigo en la cuenta de que tengo hambre, mucha hambre, no como nada desde el descanso de ayer en la oficina.


Te sientas a desayunar, del paquete que traías sacas unos churros y unas porras que sabes que me gustan. Nos miramos, sonreímos. Ahora sé que te amare siempre. Después de 12 horas no hemos intercambiado ninguna palabra.
Y entonces comienzas a hablar y lo primero que me preguntas es "¿que tal el día ayer?", rompes a reír a carcajadas, te miro sorprendida y sería, pero no puedo más y estallo es carcajadas como tú.
Pasamos así los siguientes minutos solo riendo y mirándonos a los ojos. Soy feliz y ahora sé que a tu lado siempre lo seré.


                                                                                              J. M. LOPEZ

4 comentarios:

  1. asta ahora la mas escitante

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  2. Me ha encantado la historia, algunas cosillas si que cambiaria pero es una pasada. quiero mas

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  3. Oscar Lazaro Arranz4 de febrero de 2014, 16:04

    Te estas soltando y mejoras en sucesos y accion.Ocurre con el sexo que es mejor cuanto menos se piensa y mas se disfruta.
    Si disfrutas escribiendo es facil verlo entre lineas.
    Gracias por la historia.

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  4. Gracias a vosotros, la historia es vuestra, en cuanto la publico deja de ser mía.

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