No
es por alardear y menos con la situación sentimental, económica, laboral etc.… que tienen muchas
personas en la actualidad, incluidos amigos íntimos y familiares míos, pero a
mí en los últimos años me va muy bien.
El trabajo cada día es más interesante, el sueldo está bastante bien, claro querría aun mas como todo el mundo, me
pagan todos los meses y un ligero aumento de sueldo a finales del año pasado me
permite vivir un poco más desahogado que antes. Eso sumado a que nos bajaron la
hipoteca, hace que incluso ahora podamos salir de vez en cuando, cosa que no
hacíamos en los últimos años.
Mi
mujer Carla, también tiene trabajo y tampoco está mal pagado, además la encanta
lo que hace. Ella es comercial de peluquería, aunque su profesión debería haber
sido la estética que la apasionaba, distintas alergias a los productos que se
utilizan normalmente hicieron que tuviera que aparcar su pasión y cerrar el
pequeño negocio que tuvo los primeros años tras dejar de estudiar.
El
trabajo que realiza ahora no es lo mismo, aunque sigue dentro del mundillo y en
contacto con todas las amigas con las que estudio peluquería y estética, creo
que gracias a esto es aun más feliz.
Hace
unos años nació nuestro único hijo. Yo me resistía a tener familia por mucho que Carla insistía, los amigos y familiares nos daban el coñazo.
No vivíamos mal en aquella época y la responsabilidad de tener un hijo me
asustaba mucho. Cuando consiguió convencerme y por fin nació nuestro pequeño
gamberro, lo primero que hice fue hacerme la vasectomía para no tener más descendencia, de lo cual no me arrepiento
ya que lo de dejar de utilizar preservativos es una grandísima ventaja ¡Los
odiaba!
Nos
queremos mucho, aunque como en cualquier matrimonio las discusiones son
normales. Tenemos un truco cuando sentimos que la pasión se enfría. Es una
forma distinta y a la vez muy nuestra de jugar el uno con el otro, siempre
entre nosotros, nunca hemos dejado ni queremos hacerlo que terceras personas
entren en nuestro mundo de pasión y deseo. No nos hace falta, con lo que
hacemos solos la llama de la pasión sigue encendida tras catorce años de
matrimonio.
Nuestros
juegos son muy interesantes, en ocasiones hacemos como que no nos conocemos.
Salimos de casa por separado, con un destino predeterminado, los dos vamos
solos, en el punto de encuentro pactado, suele ser en un bar, nos colocamos cada
uno en una punta de la barra y comenzamos a lanzarnos miradas, como si fuera la
primera vez que nos vemos. Poco a poco vamos acercándonos y dependiendo de las
ganas que tengamos de jugar incluimos la indiferencia para ver como actuaria el
otro.
Este
juego tiene la ventaja de que antes de empezar sabes el resultado, pero aun así
es divertido.
Hemos
llegado a salir en carnavales, sin que ninguno de los dos sepa de qué va
disfrazado el otro. Nos hemos mezclado con la gente de una fiesta y hemos
tenido que buscarnos para poder empezar nuestro juego particular.
También
en un par de ocasiones nos hemos ido a un motel. Uno de esos que se alquilan
por horas, donde las parejas van a lo que van. Eso cuando son pareja, ya que en
estos sitios los clientes suelen ser amantes que buscan un lugar intimo y
cómodo donde dejar rienda suelta a su imaginación. Además la primera vez que
fuimos descubrimos que las habitaciones son temáticas, muy bien decoradas, con algun detalle para los huespedes y un enorme jacuzzi donde siempre
terminamos relajándonos después de haber hecho el amor durante toda la velada
como salvajes.
Las
salidas intimas también han aumentado, aunque solemos ir de fiesta con amigos
siempre reservamos una noche o un fin de semana para nosotros dos. Esos días
vamos a cenar a algún lugar tranquilo, nos tomamos unas copas sentados en una
mesa, hablando continuamente, sin dejar de mirarnos a los ojos. Para terminar
en alguna sala donde se pueda bailar muy agarraditos, a los dos nos apasiona el
baile y hace ya muchos años que vamos a clases de bailes de salón, otra cosa
para la que me tuvo que convencer Carla ya que yo siempre había odiado el
baile, ahora no puedo vivir sin dar unos pasos de bachata o merengue a su lado.
Siempre
íbamos al cine, a los dos nos apasiona; desde hace dos años empezamos a ir a
actuaciones de monologuistas. Son mucho más divertidas y como se han puesto tan
de moda, todos los meses hay en algún local un concurso, que sale más barato,
no te cobran entrada solo un pequeño suplemento en las copas. Es más, seguimos
a un par de actores locales que para nosotros son muy buenos y después de unos
pinchos y unos cubatas, se agradece un buen rato de risas y diversión.
Esta
última semana ha sido muy dura para mí. He estado de viaje por Europa con mi
jefe el Señor Gonzalez, nos hemos pegado una paliza
tremenda, recorrer nueve países en cinco días no es plato de buen gusto para
nadie. Prácticamente hemos dormido en los aviones, ya que nada más llegar a un
aeropuerto, el se montaba en un coche de alquiler y yo en otro, para que nos
diera tiempo a visitar a todos los clientes que teníamos previsto en la agenda.
Salí
de casa el domingo pasado a las seis de la mañana con destino al Aeropuerto de
Villanubla. Cuando llegue mi jefe me estaba esperando.
-¿Estás
listo? ¿Te sientes con fuerzas?-, me dijo nada mas verme.
-Mas
ilusionado que preparado, pero estoy dispuesto a aprender todo lo que pueda
esta semana-, le dije pensando que iba a ser la primera salida importante de mi
carrera profesional.
La
verdad que iba con más miedo que vergüenza. Ya habíamos visitado a muchos
clientes en España, siempre juntos para que yo me formara y aprendiera de él
todos los trucos necesarios que utiliza para vender nuestro producto. Pero
esta vez era distinto, yo domino muy bien el ingles y me defiendo en francés,
estos idiomas se hablan de manera oficial en dos de los países que
visitaríamos, mis dudas estaban en que pasaría en los otros siete. ¿Sabría
hacerme entender y explicar las ventajas de nuestro producto con respecto a la
competencia? ¿O seria todo un desastre?
Pronto
descubriría que en España somos muy borricos, nadie quiere aprender idiomas y
eso es un gran error, no sé si es culpa nuestra o del sistema educativo que
tenemos. Pero una cosa es segura, en cuanto salí de España y sobre todo en
cuanto llegue a los países del este, me di cuenta enseguida de que
prácticamente todo el mundo, aparte de su idioma local, hablan al menos otro y ya no te quiero decir nada
el día que llegamos a nuestro primer destino, Lisboa. Los portugueses son increíbles,
los cinco clientes que me tocaron a mi hablaban, por supuesto portugués y
también francés, ingles, algo de italiano y español. Es más, el último con el
que estuve, se había dedicado media vida al turismo y además de todos esos
idiomas era capaz de defenderse en alemán y ruso, el tipo me quede boquiabierto con la
demostración que me hizo.
A
pesar del tremendo estrés que he vivido estos días y del agotamiento físico y
mental que he tenido, vuelvo muy contento. Las expectativas que teníamos de
venta se han multiplicado por tres y las felicitaciones que he recibido de mi
jefe me hacen pensar que voy a estar en este puesto muchos años.
Todas
las noches he hablado con mi mujer por teléfono, mejor dicho a través de
mensajes telefónicos, con una de esas aplicaciones que todos tenemos instaladas
en el móvil estos últimos tiempos y a las que los jóvenes son adictos, no hay
ni uno por la calle que no vaya mirando al móvil, escribiendo a toda velocidad
con los pulgares. Yo antes apenas usaba el whasapp, he descubierto su utilidad
en este viaje internacional, con el teléfono de empresa tengo prohibidas las
llamadas que no sean de trabajo y en el particular la tarifa europea vale una
pasta. Así que por medio de esta aplicación y en cuanto pillaba una zona con
wifi, me ponía en contacto con Carla para ver como les iba a ella y a nuestro
pequeño.
Cuando
llegamos al aeropuerto de Madrid esta anocheciendo. Esperamos una eternidad a
que salgan nuestras maletas por la cinta de equipajes y vamos disparados a la
ventanilla de alquiler de vehículos en la que la secretaria de mi jefe nos ha
reservado uno para que volvamos lo antes posible.
Como
siempre, yo tengo que ir de copiloto, este tío no confía en nadie en carretera
y a mí se me hace eterna su forma de conducir, no pasa nunca de la velocidad
máxima y a pesar de ir
por autovía los ciento veinte kilómetros por hora se hacen eternos en este tipo
de vías.
Encima
es de los que cada hora para a fumar, con lo cual aun tardare mas en llegar a
mi casa. En la segunda parada está muy cansado y algo mareado, me lanza las
llaves del coche y me dice.
-Llévalo
tú, yo no me encuentro muy bien desde que ayer cenamos ese plato tan extraño
en Rumania-, ni le respondo.
Monto
en el asiento del conductor, arranco el potente BMW y salgo como una exhalación
a la autovía. Vaya cambio, no bajamos de ciento cincuenta, los kilómetros pasan
rapidísimo. En cuarenta minutos estamos en la puerta de la fábrica, dejamos el
coche y la documentación de todas las ventas y tras despedirnos vamos cada uno
hacia nuestro vehículo.
Antes
de subir llamo a Carla por teléfono, no contesta nadie ¡que raro! A mitad de
camino la llamo de nuevo, nada tampoco contesta. Es viernes, las diez de la
noche y no coge el móvil, me empiezo a preocupar, comienzo a marcar el número
del fijo y en ese momento entra un mensaje de Whasapp que dice lo siguiente:
No te asustes
cariño, tengo una sorpresa preparada para ti, pero antes tienes que hacerme un favor
No
sé que pasa, me he quedado un poco paralizado, en el siguiente semáforo contesto:
Que pasa mi niña, esta todo bien?
Nada
más arrancar entra el siguiente mensaje:
Tranquilo, todo va bien. A partir de ahora no me contestes, solo te pido
eso y que hagas caso a todo lo que te diga. Estas de acuerdo? Si es correcto
mándame tu localización ahora mismo.
Aunque sigo algo mosca la contesto afirmativamente,
mando el punto donde me encuentro y me aparto del tráfico en cuanto es posible
para poder leer sus instrucciones sin tener ningún problema por ir con el
teléfono. Tarda unos minutos en llegar el siguiente, que dice así:
Cuando llegues a casa no enciendas la luz del pasillo, vete directamente
al salón y espera que yo te escriba sin hacer nada, ni siquiera encender la
televisión.
Por el camino voy pensando que puede estar
pasando, no se me ocurre nada. Al llegar a casa meto el coche en el garaje,
saco las maletas y entro por la puerta que da acceso a un pequeño pasillo, dejo
los bultos en el suelo y sin dar la luz entro en el salón impaciente, aquí no
hay nadie. Otro mensaje:
Lo estas haciendo muy bien cariño. Ahora quiero que te quites toda la
ropa incluida la interior y que te pongas el batín que tienes sobre la mesa.
Cuando estés listo vete a la cocina y espera allí.
Tengo la sensación de que esto me va a
gustar, sin más me desnudo completamente, menos mal que tenemos suelo radiante
y que Carla ha encendido la calefacción si no me habría quedado helado. Sigo
sus órdenes, el batín es de raso negro muy suave, la sensación al contacto con
mi piel desnuda es agradable, voy a la cocina. Allí una vela ilumina dos copas vacías situadas una a cada lado de ella, sobre la encimera una cubitera
llena tapada con un trapo, una botella de vino blanco en su interior.
Suena el teléfono, es otro mensaje:
Quita el sonido del móvil, se pierde todo el romanticismo. Llena las
copas de vino y saca del frigorífico la bandeja que tiene los fresones
preparados. Ven al piso de arriba y espera al final de la escalera.
Con las copas en una mano y la bandeja en la
otra subo las escaleras, al llegar arriba veo que todo el pasillo está
iluminado con dos hileras de velas una a cada lado, que terminan en la puerta
de nuestro dormitorio. La pantalla del teléfono, ya silenciado, se ilumina, un
mensaje nuevo:
No tengas prisa mi amor, ven despacio al dormitorio, la puerta esta abierta.
Entra en la habitación deja las copas sobre la mesilla junto con los fresones,
quítate el batín y túmbate en la cama boca abajo mirando hacia el televisor.
En esto último no la puedo hacer caso, lo
siento, con grandes zancadas tardo unos segundos en llegar a la habitación. Al
abrir la puerta me da un vuelco el corazón, ella tampoco está allí. Todo el
dormitorio está lleno de pequeñas velas encendidas, el ambiente huele a
incienso que veo quemándose en un útil especial para ello sobre la cómoda.
La cama, cubierta por una preciosa funda completamente blanca y llena de pétalos de rosa, me siento abrumado y muy enamorado. Se enciende otra vez la pantalla del móvil, otro mensaje:
La cama, cubierta por una preciosa funda completamente blanca y llena de pétalos de rosa, me siento abrumado y muy enamorado. Se enciende otra vez la pantalla del móvil, otro mensaje:
José haz el favor de seguir todas mis instrucciones, cierra la boca y
termina con lo que te he pedido.
Tiene razón, lo que pasa es que al entrar y
verlo todo así, he tenido la sensación de que ni siquiera estaba en mi dormitorio.
Dejo las copas y las fresas en la mesilla, me desnudo y me tumbo en la cama en
la posición que ella me ha dicho.
Nada más hacerlo se enciende el televisor,
en la pantalla aparece Carla, está en nuestro salón. Preciosa con el pelo
largo y rizado con mechas de tres tonos distintos, tiene puesto un picardías
rojo muy ceñido que hace que sus pechos estén perfectos y apretados, de fondo
se escucha una canción instrumental muy bonita que me recuerda a la banda
sonora de alguna película que vimos no hace mucho tiempo juntos. Carla empieza
a hablar.
“Hola José, amor mío, esta semana hemos
estado más lejos que nunca desde que nos conocemos, te he echado mucho de
menos, tus sonrisa, tus caricias, tus besos, esa forma tan especial que tienes
de mirarme, las conversaciones diarias e incluso ese punto de mal genio que
tienes algunas veces. Hoy quería que fuera una noche especial, el niño está con
mis padres, aunque sé que tenias muchas ganas de verle, eso tendrá que esperar a
mañana. No te preocupes esta noche te lo voy a compensar con creces. Si te
preguntas ¿Por qué todo esto? La respuesta es muy sencilla, porque te amo, te
deseo y eres lo mejor que me ha pasado en mi vida. Soy feliz a tu lado y quiero
que nuestra relación dure toda la vida que espero que sea muy larga. Te quiero
mi niño y esto es para que lo disfrutes”.
El televisor se apaga, estoy emocionado,
una lagrima asoma en mi parpado, tengo que aguantar esta emoción, Carla se
merece que esté atento a lo que me ha preparado.
Se enciende el equipo de música, con las
primeras notas enseguida se que tema es, una canción de Beyonce, para la que se
grabo un video con una coreografía impresionante, que cada vez que ponían en la
tele me quedaba mirando embobado.
En cuanto empieza a cantar se abre la puerta
del baño, por ella con pasos de modelo y al ritmo de la música sale mi mujer
guapa e igual vestida que en el video que vi antes en el televisor, ahora
además del picardías rojo tiene puestas unas medias del mismo color y va
maquillada de manera muy agresiva, la línea de sus ojos la da un aspecto
felino.
Baila al ritmo de la música, se ha aprendido
todos y cada uno de los pasos, pero con una diferencia, Carla exagera y hace
más sugerentes los movimientos sensuales. No hace como que se acaricia el sexo,
se lo acaricia, no hace como que se toca los pechos, se los toca y aprovecha
para pellizcarse los pezones también. En cuanto me dio la primera vez la
espalda y se agacho para mostrarme su pubis desnudo supe que quería penetrarla.
El baile continua, cuando se acerca a mi intento tocarla y ella me lo impide y
me hace un gesto negativo con el dedo delante de mis narices. Cada vez se
acerca mas, siento su calor, su olor especial.
Durante las últimas notas de la canción por
sorpresa se monta sobre mi sin dejar que me mueva. Acaricia mi espalda y solo
soy capaz de decirla.
-Gracias mi vida-, tengo la voz algo
entrecortada por la emoción, ¿o es por el deseo?
-No me las des aun cariño, esto acaba de
comenzar-, me contesta susurrándome al oído y aprovecha que esta tan cerca para
darme un lametazo y un mordisco en la oreja. -Relájate y cierra los ojos.
La hago caso lo siguiente que siento es algo
liquido, frio, goteando sobre mi espalda. Un escalofrió me recorre el cuerpo
entero, no digo nada. Enseguida comienza a darme un masaje muy despacio,
ejerciendo una ligera presión sobre mis músculos. Carla va pasando del cuello
a los dorsales, lumbares y por ultimo aprieta con fuerza mis glúteos donde me
da un buen mordisco.
Yo estoy muy excitado, ella continua bajando
tras masajear mis piernas, me tira a la cabeza el picardías, esta completamente
desnuda. El masaje continúa pero ahora no utiliza las manos, lo hace con todo
su cuerpo rozándolo contra el mío, es maravilloso sentirla así. Cada vez que se
acerca a mi oído me susurra.
-José, mi amor, te quiero, te deseo, quiero
hacerte feliz-, su voz es cada vez más suave y jadeante.
Me pide que de media vuelta y que cierre de
nuevo los ojos. Tumbado boca arriba me coloca los brazos en cruz.
-Cariño no puedes tocarme-, una sonrisilla
picara sale de su boca.
De nuevo sobre mi pecho la sensación liquida
y fría, el masaje es aun más audaz, comienza también en el cuello pero tras
pasar las manos por mi pecho llega directamente a mi pene erecto. En el se
entretiene, lo acaricia, lo aprieta con fuerza, pasa el dedo pulgar aceitado por
el glande haciendo circulos, me masturba sin prisa.
Cuando para son sus pechos lubricados los que
se frotan contra mi cuerpo. Hacía mucho que no estaba tan cachondo, ¡no puedo
más!, la agarro por las caderas, ella me detiene.
-Quieto aun no es el momento-, me conoce
bien y sabe que no puedo esperar mucho más.
Sigo con los ojos cerrados y los brazos en
cruz, se baja y de inmediato se monta de nuevo, esta vez de espaldas a mi.
-Saca la lengua mi amor-, me pide de nuevo
entre risas.
Abro la boca y saco la lengua de su
escondite, noto como Carla se mueve, enseguida noto en la punta de la lengua el
roce de su sexo, me lo hace desear y por mucho que la saque ella se aleja lo
suficiente como para que solo pueda rozarla.
Poco a poco me va dejando que la coma,
acercando el clítoris a mi lengua, sus jadeos van a más y se apoya completamente sobre mi
pecho. Es toda mía o eso pensaba yo, mientras lamo con locura, noto como
de nuevo se agarra a mi erección y como se la mete en la boca. Es un perfecto
sesenta y nueve, cuanto mejor lo hace ella y mas se la traga; mas profundizo yo
con mi lengua, con las manos abro sus glúteos y me aferro a ellos, ya no me
dice que pare, eso es señal de que la está gustando. La prueba definitiva es
que de repente deja de chuparme, oigo su respiración muy acelerada, sus gemidos
con cada pasada por su clítoris, hasta que por fin termina en un orgasmo largo.
Respira profundamente, viene a mi boca y me
besa.
-Que bien sabes-, me dice y me muerde el
labio inferior. Se coloca a cuatro patas sobre la cama. – ¿Que quieres hacer y
por donde quieres entrar?- ahora se ríe, pero creo que es porque nunca pensó
decime algo así.
-Tranquila sé lo que quieres y te lo voy a
dar-, al decir esto me pongo de rodillas justo detrás de ella.
La imagen es fantástica, paso dos dedos por
su mojada vulva, acariciándola también el ano para lubricarlo. Introduzco en el
un dedo, no parece molestarla, así que voy con el segundo y al ver como la
gusta meto el tercero. Cuando la tengo ya apunto la penetro la vagina, ¡que
calor más agradable!, con el miembro empapado de su néctar, saco los dedos del
culo y con cuidado me meto todo lo que puedo en el. Estoy impresionado y muy
excitado, con cada empujón, siento que no voy a tardar demasiado en correrme,
así que decido tomármelo con más calma, sin llegar a salir de ella en ningún
momento, bajo el ritmo y se la clavo muy despacito desde la punta hasta el
fondo.
Es ella la que empieza a moverse, quiere más
y a la velocidad que voy yo no va a llegar al orgasmo nunca por mucho que la
guste. Con cada penetración golpea contra mi cuerpo, se azota ella sola contra
mi pubis.
-Cariño sácala, métemela en su sitio, quiero
correrme ya, vamos-, no me lo pide, me lo está gritando sin darse cuenta.
En un solo movimiento cambio de ubicación,
con solo tres empujones Carla chilla de nuevo.
-Si, si, no pares ahora no pares-, detrás de
eso llega otro orgasmo.
El que no puede para ya soy yo, rápidamente
vuelvo a su culo, donde eyaculo con espasmódicos movimientos, palpitar dentro
de ella es maravillosos y sentirme tan feliz y tan amado es mejor aun.
Después de unos abrazos y unos besos, me
coge de la mano y me lleva al cuarto de baño. Dentro hay cientos de velas
encendidas, la bañera está llena de agua, el aroma que se respira es de
velas aromáticas y a las sales que ha echado en la bañera.
Los dos entramos juntos, nos sentamos frente a frente, aun esta el agua caliente, no sé que decirla, solo puedo mirarla sin parar, la veo sonreír y sé que es feliz , que está contenta de lo que hemos hecho y sobre todo de cómo lo hemos hecho.
Los dos entramos juntos, nos sentamos frente a frente, aun esta el agua caliente, no sé que decirla, solo puedo mirarla sin parar, la veo sonreír y sé que es feliz , que está contenta de lo que hemos hecho y sobre todo de cómo lo hemos hecho.
Lo único que puedo hacer es decirla.
-Te quiero mi amor, siempre te querré,
gracias-.
J.M.
LOPEZ
wow que tierno, excitante, sensual, erotico y tan lleno de amor!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, eso es lo que pretendo y parece que he acertado
EliminarAsí se hace, José. Cuando dos se quieren y luchan por mantener muy vivo lo suyo, todo viene como has descrito, solo hay que tener voluntad y ganas siempre de más. Ella se lo ha currado muy, muy bien... Te aseguro que me he puesto en el pellejo de ambos y la sensación es fantástica :-)
ResponderEliminarBesos de Pecado.
Me hace mucha ilusión que te guste tanto. Cuando los escribo intento ver ante mi las escenas completas para que al leerlos vosotros sintáis lo mismo que yo. Gracias besos de pecado.
EliminarAsí es como escribo yo también. Metiéndome en la piel de cada uno para sacar todo de ellos y transmitir. Creo que es la mejor manera. Besos de Pecado.
ResponderEliminarEn eso siempre vamos a coincidir, Gracias.
EliminarBesos de pecado.
Con los sentimientos a flor de piel bien hecho q nunca muera la pasión...
ResponderEliminarbesos
Que no muera nunca, brindo por eso
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