miércoles, 5 de marzo de 2014

UN CARNAVAL MUY EMOCIONANTE

La época de carnaval se acercaba. Mi grupo de amigos estaba organizando algo en lo que yo, por el trabajo, solo contaba como asistente. Les había dicho en varias ocasiones, que preparasen lo que ellos quisieran, de todas formas yo me apuntaría fuera lo que fuera. El grupo de whasapp que habían creado, estaba muy activo en los últimos días. Solo quedaban dos semanas para la celebración y yo aun no sabía muy bien de que iba a ir todo esto.


Cuando Víctor me llamo y me lo conto todo, me quede muy impresionado, nos disfrazaríamos de enfermeras súper sexys, con pelucas, maquillaje, zapatos de tacón blancos y un vestidito muy corto. Llevaremos también medias blancas y un ligero, para hacer los disfraces más auténticos. Por culpa del frio de esta época se ha dejado como opcional el tema del tanga, para que no se nos quede el culo frio.


Durante la última semana , hemos quedado todas las tardes; tras comprar lo necesario para todo el grupo, somos siete hombres, nos dimos cuenta de que ciertas cosas había que modificarlas, así que la mujer de Carlos que es una estupenda costurera, nos ayuda a coser y a dejar los disfraces preparados para la talla que usamos cada uno, ya que al comprarlos solo había dos tallas y en un grupo donde somos unos altos otros bajos, unos rellenitos otros delgados, nos habrían hecho falta al menos cinco tallas diferentes. 

El día antes el trabajo es frenético, tenemos que dejarlo todo listo. Estamos en casa de Edu, solo los siete amigos, nos probamos todo, hacemos las primeras fotos, regadas con gran cantidad de cerveza y muchísimas risas. Esas primeras fotos van directas a nuestros perfiles de Facebook, con lo que en pocos minutos comenzamos a recibir en los teléfonos mensajes de felicitación por el trabajo bien hecho. Alguno de esos mensajes algo subiditos de tono, los comentarios en mi biografía pasan de "Genial, un trabajo increíble, pasadlo bien", a un intrigante "Espero cazaros a alguno esa noche, vais a saber lo que es una inyección bien puesta".  

Como es tradición en el grupo, el sábado de carnaval quedamos todos juntos, bajamos a Valladolid en el autobús, así nadie tiene que coger el coche y volveremos en taxi, ya bien entrada la mañana del domingo. 

A las nueve llega Javier a mi casa, tan puntual como siempre, los demás se hacen esperar. No podemos irnos antes de las diez menos cuarto, con lo que nos montamos en el último autobús del día, por los pelos. No sé cómo nos las arreglamos pero siempre nos pasa lo mismo, en alguna ocasión nos ha tenido que bajar la mujer de alguno de nosotros por perder el tiempo con tonterías y no llegar al autobús. 

Ya de camino, Nacho comenta. 

-Esta mañana he recibido un mensaje de una buena amiga, ha visto nuestras fotos del Face y dice que sobre la una de la mañana estarán ella y su grupo de amigas, tomando algo en el pub La Luna, por si nos apetece ir-. Mientras lo cuenta se le escapa una ligera sonrisa, está claro dónde vamos a empezar las copas esta noche. 

Además, el pub en el que ha quedado está a  pocos metros de donde nosotros tenemos reservada la cena, así que tampoco nos parece tan mala idea tomarnos allí la primera.  Por la cara que ponía Nacho al contarlo estamos seguros de que alguna de las mujeres con las que ha quedado le atrae mucho, así que no hay más que hablar. 

En el autobús somos todo un espectáculo, incluso nos hacen fotos. Un idiota que ya va a estas horas algo pasado se alcohol, le pega a Alberto un pellizco en el culo por debajo de la minifalda. Al pobre chaval se le pasa el pedo de golpe, cuando todos nos echamos sobre él y el propio Alberto le agarra por la camisa y lo levanta del asiento, se lo acerca a la cara como para darle un tortazo y de golpe, le suelta un beso en los morros que le deja una marca de carmín en toda la cara. Alberto se levanta un poco la falda y saca un pequeño espejo que lleva enganchado en el liguero con una barra de labios, se arregla el maquillaje y saluda ante los aplausos del público enfervorizado que nos observa.
La cena es genial, en cuanto el vino y los brindis empiezan a caldear el ambiente, la gente del restaurante, algo tensa al vernos entrar, se da cuenta de que somos inofensivos y que no vamos a crear ningún problema, incluso el dueño se hace unas fotos con nosotros y nos comenta que lo único que nos falta es tener un bailecito picante para dar más espectáculo.
En eso se equivoca, nada mas decirlo nos miramos entre nosotros, solo con eso decidimos que es buen sitio para enseñar nuestra coreografía sensual y divertida que tantos días hemos estado ensayando. El baile es muy corto y sugerente, por las carcajadas de los comensales además ha sido todo un éxito. Al pagar la cuenta el feliz dueño nos da unos vales, de otro local que tiene, por la fiesta que le hemos creado en nos invita a tomar una copa en un bar de su propiedad muy cerca de donde estamos.
Al salir del restaurante discutimos unos segundos, si gastar los vales ya o ir primero a La Luna, donde las amigas de Nacho nos esperan, en ese momento es cuando él ya no puede mas y nos dice.
-Por favor, vamos primero donde mis amigas, la chica que me mando el mensaje me gusta mucho y hace un siglo que no tengo sexo, hoy con vuestra ayuda quería dar el primer paso-, su cara se vuelve completamente roja cuando mientras habla se da cuenta de nuestras risas y que todo era una trampa para que revelase porque tanto interés en ir con ellas.
-Seréis cabrones-, suelta mientras él también se ríe a carcajadas, -Sobre todo tú, José, que ya sabias lo que había y eres el primero que ha dicho que no íbamos.
-Lo teníamos hablado desde que nos has contado lo del mensaje, pero no ha sido cosa mía, aquí el de las bromas es Carlos, así que pídele cuentas a él-, le digo sin poder dejar de reírme.
-A mi no me mires, ha sido Edu quien lo ha estado hablando con todos para que tú no te enteraras, pero ha salido bien, has confesado-, le dice Carlos, que se tiene que apoyar en las rodillas para no caerse de la risa.
-Lo dicho, todos unos cabrones, pero aun así mis mejores amigos-, con esto Nacho da por finalizada la discusión y se dirige al pub donde ha quedado.
El pub La Luna, es un local de dos plantas, una a la altura de la calle y otra en el sótano. Hace años que no entraba en el, ni siquiera se llamaba así cuando yo venía.
Nada más entrar no encontramos con las chicas. Ellas van disfrazadas de brujas, tengo que reconocer que alguna no necesita disfraz para parecerlo, no son nada del otro mundo. Dejamos a Nacho con ellas y nosotros bajamos a la otra planta a pedir unas copas.
El ambiente es increíble, todo el mundo está disfrazado y divirtiéndose, enseguida entramos en la fiesta. En esta parte del local la gente es más de nuestra edad que la de arriba y tenemos todos el mismo rollo, con lo que enseguida tomamos contacto con todo el mundo y cada uno empieza a ir a su rollo.
Cuando voy a pedir la segunda ronda me doy de frente con una impresionante               Cat-Woman, con un traje de cuero ceñidísimo, unas botas por encima de la rodilla con unos tacones de vértigo, un escote que me nubla la vista y una larga melena negra al igual que el resto del traje. Va maquillada a la perfección, con los ojos muy marcados, muy felinos y una diadema con orejas de gata. Al chocarnos casi la tiro al suelo, ha faltado poco, instintivamente la agarro por la cintura y la sostengo en mis brazos más tiempo del necesario. Es un autentico placer tenerla en mis manos, sujeta por su pequeña cintura.




Al soltarla, durante un instante nuestras miradas se quedan fijas en los ojos del otro, creo que mi corazón se ha parado.
-Gracias, eres mi héroe- me dice y pasa su mano enguantada por mi mejilla.
-De nada, las enfermeras estamos para ayudar- la digo son una sonrisa de oreja a oreja y haciendo una reverencia mientras me sujeto la minifalda.
-Me llamo Carla, ¿y tú?- se acerca a darme dos besos.
-Yo José, para servirte en lo que quieras- al acercarme a devolvérselos, un empujón por detrás me descoloca y la planto un beso en toda la boca. Tengo que darle las gracias al que me ha empujado más tarde.
El beso dura escasos segundos, el tiempo necesario para sentir que la deseo. Algo avergonzados nos separamos, la pido disculpas y me dice al oído.
-Tranquilo a mí también me ha gustado-, vuelve a pasar la mano por mi mejilla, se da la vuelta y desaparece entre tanta gente.
Carlos se acerca a mí por detrás.
-¿Quién era esa? Esta tremenda-.
-No tengo ni idea, solo sé que se llama Carla—le digo sin dejar de mirar hacia donde tú te has ido.
-Vamos anda te invito a una copa- me dice tirando de mi hacia la barra del fondo.
Pedimos un par de cubatas y nos quedamos allí charlando. Cuando de pronto apareces de nuevo ante mis ojos dentro de la barra. Eres la camarera, no lo sabía. Al vernos, vienes directa hacia nosotros.
-¿Queráis algo?- preguntas.
Solo puedo mirarte, no soy capaz de decir nada más. Tú no dejas de mirarme a los ojos.
Carlos te contesta, -Al parecer mi amigo te quiere a ti-, una sonrisa aparece en tu cara.
-Pues tu amigo no sabe, que yo le quiero a él, pero estoy trabajando y eso tendrá que esperar-.
Me he quedado con la boca abierta, estiras un brazo, con un pequeño roce en mi mandíbula me la cierras y me dices.
-¿Podrás esperar un par de horas?-.
Asiento con la cabeza y me quedo de nuevo con la boca abierta.
-Cierra la boca, luego la necesitaras para disfrutar de mi cuerpo-, me dices dándome un beso en la mejilla, que deja una marca de carmín en la misma.
Las dos horas pasan muy despacio, la gente del bar ha cambiado un par de veces desde que hable contigo. Veo como se te acercan todos los tíos, como esperan para que seas tú quien los atienda. No me preocupa, aunque estoy algo alejado de ti, veo como me miras desde la barra, siento como mis latidos se aceleran cada vez que lo haces, en tus ojos deseo y eso me tiene las dos horas excitado.
A las cuatro de la mañana, cuando ya apenas queda gente, se encienden las luces y se deja de escuchar música. Uno de los porteros baja, para pedir a todo el mundo que vaya saliendo, me despido de mis amigos y les digo que más tarde les llamare para que no se preocupen, cuando culturista llega a mi tu le detienes.
-Déjale, está conmigo, va a esperar a que termine de recoger-, el idiota del cachas me mira de arriba abajo como si fuera poca cosa para ti y se larga a su puesto en la puerta, mientras consigue en pocos minutos que todo el mundo salga.
-José, ¿quieres una copa mientras termino?- me dices pasando tu mano por mi brazo.
-No, tranquila estoy bien, solo te necesito a ti- contesto mientras te agarro por la cintura y te doy el beso que llevo deseando desde que nuestros labios se encontraron por casualidad hace ya un buen rato.
Tú me sujetas por el cuello y me besas como si lo desearas también desde hace una eternidad.




-Espera aquí un momento, voy a hablar con mi compañera- desapareces por las escaleras y me quedo allí solo.
Unos minutos después, oigo unos tacones que se acercan a mí, eres tú que bajando por las escaleras.
-Les he mandado a todos a casa y he cerrado las puestas, estamos solos ¿Se te ocurre algo que hacer?-, dices, mientras giras la cola del disfraz de gata delante de mis narices a modo de látigo.
Te agarro por la cintura y aprieto tu cuerpo contra el mío con fuerza, te beso en la boca, en el cuello dejo un pequeño mordisco que hace que un gemido salga de tu garganta, mis labios acarician tu escote, siento que ya no puedo parar, pero tú te encargas de detenerme.
-Tranquilo tenemos mucho tiempo- me apartas de ti, vas hacia la barra y por los altavoces empieza a sonar una música lenta, muy sugerente.
Cuando te aproximas a mí de nuevo el juego ha comenzado. Lo haces muy despacio contoneando tus caderas, al llegar a mi altura das una vuelta completa a mi alrededor, acariciándome con las manos aun enguantadas, las pasa por mi pecho, bajas a mi entrepierna, después por mis glúteos, para terminar en mi espalda, desde donde me abrazas. Siento tus preciosos pechos apretados contra mi cuerpo, tus manos pasan por mis pezones dándoles un pequeño pellizco, ¡Como me pones! Muy despacio, acaricias mi abdomen, sigues bajando, cuando llegas a mi sexo la erección ya quiere salirse de la minifalda, metes una mano por debajo de ella y las caricias se hacen más intensas.
-No te pienso quitar el disfraz, siempre que querido hacerlo con alguien así vestido, es una de mis fantasías-, un mordisco en mi oreja hace que no pueda más.
Me giro agarro tu trasero con fuerza y aprieto mi erección contra tu cuerpo, al besarte y acariciarte me doy cuenta de lo difícil que va a ser quitarte el traje, me da lo mismo, paso mi mano por tus pecho y detrás de ella va la lengua. Tu cabeza se echa hacia atrás dejándome contemplarlas, las junto mas con las dos manos e introduzco un dedo en el escote, al rozar tus pezones se ponen duros. Te suelto los tirantes y empiezo a desabrochar el corpiño de cuero. De nuevo me detienes.
Esta vez no dices nada, solo pones una mano en mi pecho y me empujas hacia la barra. Cuando mi espalda hace tope con ella, me indicas que me quede quieto, que no me mueva, das dos pasos para atrás y al ritmo de la música empiezas a bailar.
El baile es muy excitante, acaricias todo tu cuerpo sin dejar de mirarme a los ojos. Sueltas los corchetes de tu pantalón, ni siquiera les había visto, con esto las perneras quedan completamente sueltas, sigues bailando. La cremallera gira completamente entre tus piernas, bajas el primer tramo y me pides que termine de soltarla entera. Al hacerlo todas las piezas se sueltan y te quedas solo con el corpiño, las botas y un tanga negro. Estoy muy cachondo, pero no me dejas que te toque.




Apoyas tu culo contra mí, lo mueves muy suavemente, al ritmo del baile, creo que voy a explotar, te giras mirándome a la cara, sueltas mi ligero, te agachas mientras me quitas el tanga del disfraz, la minifalda queda levantada por culpa de mi miembro erecto, en esa posición aprovechas para besármela. Te la metes en la boca, juegas con ella dentro de ti.
Sin que me dé cuenta te quitas las braguitas, subes hacia mi boca, nuestras lenguas también bailan una con la otra al ritmo de la música. Meto la mano en tu entre pierna, estas completamente depilada, muy mojada y caliente. Otra vez me paras y otra vez das dos pasos atrás. Tu cuerpo se contonea, veo como metes los dedos dentro de tu sexo, los sacas y te los chupas, acaricias tu clítoris, jamás había estado así de excitado. Terminas de soltarte el corpiño y lo tiras sobre la barra, tienes unas tetas preciosas, en su sitio, redondas, muy duras. Te pellizcas tú sola los pezones, son grandes y están completamente erectos.
Al venir a mí de nuevo se que es mi turno de jugar. Te agarro con fuerza por los brazos, elevo tu cuerpo y lo dejo caer sobre la barra, te abro las piernas, mi boca se entierra entre ellas, te saboreo con mucho placer, siento como te mojas aun mas, como tu respiración se acelera.




No pienso parar hasta que me des un orgasmo, coloco tus piernas sobre mis hombros, entierro aun más la cabeza entre tus muslos. De saborear paso a lamer, a jugar con tu clítoris; acariciándolo con la punta de la lengua, apretándole con ella y haciéndole girar, una vuelta en un sentido, la siguiente al contrario. Apoyas las manos sobre mi nuca y aprietas con fuerza hacia tu interior, siento como clavas las uñas a través de los guantes en mi.
Introduzco un dedo en tu sexo, cada vez está más húmedo, caliente, sabroso. Meto el segundo y un tercero. Sé que estoy rozando tu punto “G”, arqueas la espalda como si se te fuera a romper, al levantar la mirada solo veo tus redondeados pechos, en la cúspide unos pezones tiesos, estas a punto, acelero el ritmo de mi lengua y de mis dedos, en el momento de tener el orgasmo aprietas mi cara contra tu cuerpo aun más, creo que me voy a ahogar. Un grito sale de lo más profundo de tu ser.
-¡Si, Si, Si no pares, sigue, sigue!-, la voz se te queda ronca unos segundos.




Noto en la boca los espasmos de tu cuerpo, ahora voy más despacio, haciendo caricias muy sutiles con los labios, besando los tuyos.
-¡Para, para, José ven aquí!- me dices mientras sujetas mi cabeza entre tus manos y tiras de mi para que me incorpore.
Nos besamos apasionadamente durante unos minutos, agarras mi miembro, comienzas a masturbarme.
-Tranquila, tenemos tiempo- te digo sonriendo.
-Estoy ardiendo, quiero tenerte dentro de mi- al decirme esto me la aprietas con todas tus fuerzas.
Estiro la mano, la meto en la cubitera que hay en la barra y saco un hielo entero, muy grande, te lo paso por los labios para que lo chupes, absorbes el líquido transparente que rezuma enseguida por el calor de tu boca. Comienzo a jugar con el pasándotelo entre los pechos, por el cuello. Lo acerco a tus pezones, un escalofrió hace que te alejes de él, me miras con ojos de querer intentarlo de nuevo, pero ahora realizo un pequeño cambio. Comienzo a hacer círculos en tu busto desde la base hasta la cima, donde le dejo un según, para que sientas el dolor, le retiro y de inmediato te doy un beso en el mismo hielo donde el cubito se detuvo.




-¡Joder que maravilla, más quiero más!- la respiración se te acelera.
Repito el mismo movimiento con el otro pecho, así de uno a otro. Te tumbas sobre la barra, poniendo las piernas sobre ella también. Eres increíblemente hermosa y me parece aun más increíble que aun tengas puestas las botas, es una de mis fantasías y esta noche se está haciendo realidad.
Mis labios y los tuyos se desean, se necesitan. Nuestros besos son muy calientes, las lenguas juegan más tiempo fuera de la boca que dentro. Aun tengo el hielo en la mano, lo paso por todo tu cuerpo, empezando desde el cuello, pasando entre tus senos, por el abdomen, en el ombligo. Al acercarme al pubis, abres los ojos de par en par.
-¿No se te ocurra hacerlo…….?- ya es tarde, se te corta la respiración por la sensación tan fría en tu vagina.
Pero estoy decidido y al igual que con tus pechos, juego con el hielo y la boca ahí abajo. De nuevo tu respiración se acelera, los gemidos son muy violentos al sentir el calor de mi lengua, al contrario que cuando sientes el frio, tu cuerpo se estremece y veo como te muerdes el labio.
En un rápido movimiento que me pilla de sorpresa, saltas de la barra. Me quitas el disfraz de un solo tirón y lo lanzas lejos. Me empujas contra un sofá blanco, que tiene un diseño muy extraño y moderno, que hay en la esquina de la pista de baile. Caigo sobre él, me sacas los zapatos de tacón, que ya me estaban matando, muy despacio como que hicieras un striptis, me quitas las medias y el liguero, al tirarlos juntos se quedan enganchados en uno de los focos de iluminación de la pista.
Te sientas a horcajadas en el sofá, entre mis piernas, sujetas con mucha fuerza mi miembro, te agachas y desaparece completamente dentro de tu boca, una y otra vez, es fantástico, la sensación es brutal ya hacía rato que lo necesitaba. Sin parar ni un segundo me miras a los ojos, veo en los tuyos deseo, pasión, lujuria.
De repente saltas sobre mi cuerpo, te la introduces completamente, sintiéndola  palpitar dentro de ti. Me galopas con frenesí y no tardas en tener un nuevo orgasmo.




Después de eso te lo tomas con un poco mas de calma, mientras me montas y  me besas. Apoyas tus manos sobre mi pecho irguiendo la espalda y formando un perfecto ángulo de noventa grados con mi cuerpo; verte así, como lo haces es aun más estimulante.
Poco a poco vas aumentando el ritmo.
-José, los dos a la vezzzzz-, me dices con la respiración entrecortada.
-No pares, vamos, no pares- te digo subiendo un  poco las caderas para estar más dentro de ti y sentirte completamente.
Cuando llegan ambos orgasmos son muy largos, abrazados el uno al otro, apretando nuestros cuerpos como que fuéramos uno solo. Permanecemos así unos minutos, sin decir nada. Simplemente abrazándonos, recuperando el aliento. Me tumbo por completo en el sofá, contra el respaldo, tú me sigues, estoy dentro aun de ti y no quiero salir nunca más de ahí.




Tras unos minutos acariciándonos con ternura me dices.
-¿Te apetece una copa?, yo tengo la boca seca y necesito tomar algo-, una sonrisa de felicidad aparece en tu cara, -Te voy a preparar un coctel que te va a gustar mucho-.
Te levantas y vas hacia la barra, entras en ella y sacas unas botellas, un par de copas y la coctelera que previamente has llenado de hilo picado, sales de la barra y de espaldas a mi comienzas a prepararlo todo.
Mientras lo haces no dejas de bailar, me lanzas miraditas de vez en cuando, es maravilloso ver cómo te mueves, como tu culo hace círculos y como flexionas las rodillas, haciendo que el baile se convierta en parte de la experiencia sexual mas maravillosa.
Sirves las dos copas, vienes hacia mí ofreciéndome una, doy un pequeño sorbo; el sabor es muy dulce, lo único que distingo es que lleva Ron, pero el resto de los ingredientes no logro identificarlos. Brindamos, “Por una noche inolvidable” y bebemos otro trago.




-José, ¿Qué te parece mi receta?- me dices sentándote a mi lado.
-Esta delicioso, como todo lo tuyo- al decirte esto te intento besar, pero me detienes.
Me miras de manera muy picara, con la copa en la mano, viertes parte del contenido sobre tus pechos, te miro sorprendido.
-Creo que ahora te gustara aun más-.
Acerco la lengua al punto donde comienza a gotear, Bebo el líquido anaranjado que mana de tu cuerpo saboreando el coctel más sabroso que he tomado y que tomare en toda mi vida.

                                                                                  J.M.LOPEZ










4 comentarios:

  1. Muy muy muy bueno!!, exitante, sensual y sexual . Olé!!!

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    1. Muchísimas, gracias en eso consiste, que sean excitantes y sensuales.

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  2. ¿Quién socorre a quién en realidad? ;-) Si la noche salió así yendo de enfermera... Imagina cómo hubiera sido si hubieras ido de otra forma...
    Pero no pasaste por ni fiesta de carnaval... ¡Lástima!
    http://eltactodelpecado.blogspot.com.es/2014/02/carnaval-de-pecado.html
    Besos de Pecado y sigue así.

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    1. Si fue una lastima.
      Me ha encantado tu relato de carnaval, aparte de la historia la forma tan original de entrar en el pasando por distintas imágenes.
      Besos de pecado.

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