miércoles, 9 de abril de 2014

TUPPERSEX

Después de llevar cuatro años en el paro la desesperación llena gran parte de los días. He mandado más de mil currículum por internet, por correo ordinario y entregado muchos en mano. Me han entrevistado unas cuarenta veces, siempre con la misma respuesta, “lo sentimos pero no cumple el perfil que busca nuestra empresa en estos momentos”. No tengo ni idea que perfil buscan, lo único que tengo claro es que una mujer con cuarenta años no tiene ninguna posibilidad de trabajar en este país.



Hace unos días me llamo mi amiga Blanca, según ella tiene algo para mí que con toda seguridad no podre rechazar. Lo único que me ha contado es que el sueldo no es mucho, que el trabajo no es duro y que lo único que tengo que tener es mucho morro y desparpajo con la gente. De eso me sobra.
Hemos quedado en un bar céntrico para tomar un café y poder contarme el resto de su oferta.
Me preparo en casa como si fuera a una entrevista de trabajo, traje chaqueta ceñido para mostrar mis curvas pero a la vez muy discreto, no quiero que la persona con la que tenga que hablar se piense que quiero ganarme el trabajo por mi cuerpo. Zapatos de tacón de media altura y maquillaje suave.
Con los nervios me presento en el bar media hora antes, después de dos cafés Banca como de costumbre, llega tarde, tan sonriente y risueña como siempre.
-Hola Carla, espero no haberme retrasado mucho ya sabes cómo está el trafico a estas horas-, me dice con esa cara de felicidad que siempre la ha caracterizado vayan como vayan las cosas.
-Tranquila, hace un rato que espero, es culpa mía, por los nervios he venido demasiado pronto-, contesto mientras me levanto de la mesa para darla dos besos.
-Estas guapísima con ese traje, no hacía falta que vinieras así para lo que te voy a contar-, no deja de mirarme de arriba abajo.
-No es nada del otro mundo y me gusta arreglarme un poco cuando mi vida laboral depende de ello-, la digo un poco mosqueada por su forma de observarme.
Blanca es amiga desde hace muchos años, no ha sido nunca mi mas allegada de la pandilla, es una buena chica pero me ha mirado un poco por encima del hombro siempre y mas desde que empezó a trabajar en una multinacional de secretaria, donde la pagan una pasta, básicamente por coger el teléfono y pasar las llamadas a uno de los directivos de la empresa.
La verdad que no se de que va esto, solo se que sea lo que sea la tengo que agradecer que haya pensado en mi, sobre todo porque soy la que peor situación laboral tiene de todas nuestras amigas. La mayoría están trabajando y la otra que está en el paro acaba de cobrar una buena indemnización y tiene todo el subsidio de desempleo sin tocar prácticamente, ya que se quedo sin trabajo hace un par de semanas.
-Bueno, me vas a contar de que va esto o vas a mantener la intriga un poco mas-, la digo muy nerviosa.
-Perdona cariño, no quería hacerte esperar-, se sienta en la mesa conmigo en el momento que aparece el camarero, al que le pide un café. -¿Has oído hablar de Tuppersex? ¿Sabes lo que es y en que consiste?-.
-Sí, claro que se lo que es, el año pasado estuvimos todas juntas en uno ¿No lo recuerdas?- me ha pillado por sorpresa, esto no me lo esperaba.
-Es cierto, no recordaba si tu habías ido-, su sonrisa crece por momentos. –Pues esa es la historia, hace unos meses me lo ofreció a mí una buena amiga y con la congelación de sueldo de la empresa donde trabajo, vi la oportunidad de ganar un sobresueldo. Así que llevo un tiempo haciéndolo, pero este mes tengo que dejarlo ya que me trasladan a la oficina de Barcelona y no podre seguir con ello-, la escucho con la boca abierta.
-¿Ese es el puesto de trabajo que me querías ofrecer? Pues ya te puedes explicar algo mejor porque no entiendo nada-, es cierto estoy muy sorprendida por lo que estoy oyendo.
-No te preocupes, yo te lo voy a contar todo con pelos y señales para que no te asustes-, ahora es ella la que me mira extrañada por la cara de sorpresa que tengo.    -El trabajo consiste en organizar al menos dos reuniones a la semana, normalmente los viernes y los sábados por la tarde. Tendrías que comprar la maleta con todas las muestras de los productos, aunque en este caso como yo lo dejo te quedarías con la mía y así no tienes que gastar dinero-. Sigo con la boca abierta pero Blanca continua con el discurso.

-Esta maleta solo tiene muestras, no se pueden vender, la gente que vaya a las reuniones paga cinco euros por cabeza, si no compran nada son para ti, y si compran algo se les descuenta del precio del producto y tú te llevas una comisión por cada uno-, está entusiasmada mientras me dice todo esto que a mí me suena a chino, lo único que he entendido de momento es TUPPERSEX.
-Espera Blanca, ¿Me estas pidiendo que venda consoladores y demás a gente que no conozco de nada?, no se si sería capaz de hacerlo-, al decírselo agacho la vista avergonzada, el camarero que trae el café de mi amiga me ha escuchado y casi se le cae la taza de las manos.
Mientras la sirve, me mira sorprendido y con una estúpida sonrisa en la cara, me levantaría ahora mismo y le partiría la cara por idiota. Estoy demasiado avergonzada para mantenerle la mirada así que fijo la vista en la mesa.
-Con esa actitud no vas a poder trabajar en esto Carla-, me dice mi amiga que ha notado lo tenso de la situación.
-Lo siento pero no creo que valga para eso de ninguna de las maneras-, es lo que siento en estos momentos.
-Cariño, eres la que mas morro tiene de todas nosotras, tu actitud hasta que perdiste el trabajo siempre fue alegre y positiva, eso es lo que más me gustaba de ti y es precisamente lo que me ha impulsado a ofrecértelo a ti. Tenemos tiempo antes de que me vaya para ir juntas a varias reuniones, en las que aprenderías y ya te llevarías un dinero. En la última te dejaría a ti sola y así me demostrarías que vales-, me dice muy acelerada.
-Espera Blanca, creo que estas dando por hecho que voy a aceptar-, la digo con la sensación de que ya me ha liado como otras veces.
-Carla son unos mil euros al mes por seis días de trabajo, eso un mes flojo, también te digo que yo el mes que más he sacado no he llegado a dos mil-, vuelve a sonreír y se queda mirándome.
Ahora sí que estoy con la boca abierta de verdad, mirándola a los ojos para ver si detecto que algo es mentira, cosa que  no consigo, solo la puedo decir, -¿Donde firmo? ¿Cuando empezamos?-.
Banca se levanta de la silla y me da un gran abrazo.
-Solo una cosa más, cuando yo empecé pensaba como tu y único que te puedo decir es que te va a gustar-, al abrazarme siento que es sincera.
-Gracias-, es lo que me sale del corazón decirla.
-Aun no me las des, nos esperan tres semanas de mucho aprendizaje y trabajo, eso será lo más duro, mañana te llamo y te digo donde es la primera reunión-, tras decir esto se acerca a la barra paga los cafés y se despide de mí con un gesto de la mano.
Durante toda la noche pienso en lo que va a ser mi vida a partir de ahora. Siempre he sido muy abierta, pero con mis amistades, tener que hablar de juguetes sexuales delante de personas desconocidas me preocupa.
A las tres de la mañana me levanto de la cama, no puedo dormir, voy al salón, enciendo el portátil y empiezo a buscar paginas de Sex-shop. Es increíble la cantidad de cosas que hay, lencería, disfraces, consoladores para nosotras y para ellos, lubricantes y un largo etc. Esto me agobia aun más.
A las diez de la mañana estoy en la puerta de uno de estos establecimientos, muy cerca de mi casa. No había entrado nunca en ninguno, cuando el dueño se dispone a abrir las puertas se sorprende de que este esperando.
-Buenos días, ¿Querías algo?- me dice.
-No solo quiero mirar un momento-, le digo algo avergonzada.
-¿Qué pasa no sabes lo que quieres? ¿Necesitas que te ayude?-, con estas palabras me doy cuenta de que está acostumbrado a los clientes indecisos.
-No de verdad, tengo que hacer un regalo y aun no me he decidido, gracias-, me invento para que no me de la coña más tiempo.
Ya dentro de la tienda me quedo alucinada, lo tienen colocado todo por secciones, habrá más de dos mil productos distintos, no se ni por dónde empezar. Recorro la tienda entera, aparte de los juguetes más normales también los hay de distintos tipos según la perversión que cada uno tenga. En la zona de Sado me quedo con la boca abierta, el dueño me observa y se acerca a mí.

-¿No parece que esta sea una sección adecuada para ti? Aunque nunca se sabe-, sonríe y me enseña varios tipos de fustas, de esposas y de trajes de látex muy ceñidos y completamente negros.
Está claro que no conozco el mundo de la dominación y la sumisión, pero  tampoco me importaría probar ciertas cosas. Escucho sus explicaciones, son muy sutiles, sin vulgaridades, es en ese momento cuando me doy cuenta de que no es lo que presentes en una reunión, sino como lo hagas y tengo más claro que nunca que he  de aprender ciertas cosas. Le doy las gracias por todo y salgo de la tienda convencida de que seré capaz de hacerlo.
Cuando llega la hora a la que he quedado con Blanca, voy a su casa, nada mas abrirme se da cuenta de las ojeras que tengo.
-Carla ¿Estás bien? Traes muy mala cara-, me pregunta preocupada.
-Estoy genial, voy a necesitar mucho de ti y quiero empezar cuanto antes-, la contesto con cara de sueño pero muy ilusionada.
Pasamos toda la tarde con los productos que tiene en la maleta y los catálogos que lleva a las reuniones. Una de las primeras cosas que aprendo es que lo que yo he llamado toda la vida “consolador” no lo es, la manera correcta de llamarlo es vibrador, que no debo decir polla, sino pene y muchas cosas más. Con el nuevo vocabulario me siento mucho más segura. Quedamos tres días para mi formación y el viernes para que asista a mi primera reunión.
Blanca me pide que no hable a no ser que me pregunten y que si tengo alguna duda que se la diga a ella en privado. Todo sale genial, eran mujeres que sabían muy bien donde estaban, según se las presentan los productos ellas hacen sus pedidos, que yo voy apuntando. Incluso son ellas mismas las que le piden a mi amiga ciertas cosas que no han salido aun en la reunión. Me lo he pasado muy bien y he aprendido muchísimo.
Cuando terminamos vamos las dos a una cafetería cercana. Blanca revisa los pedidos y prepara los albaranes, hace las cuentas y me da ciento cincuenta euros.
-Esto es tu parte, mientras vayamos juntas lo repartiremos al cincuenta por ciento, en la última reunión yo asistiré como clienta y todo lo que saques será para ti-, al decirme todo esto una lagrima recorre mi mejilla.
-Gracias, eres mejor amiga de lo que yo pensaba, te voy a contar una cosa. Con este dinero pagare mañana el recibo de la luz, ayer me llego el aviso de corte por impago-, rompo a llorar.
Blanca con lágrimas en los ojos me dice.
-No sabía que estabas tan mal, pero me alegro muchísimo de poder ayudarte-, se levanta de la silla, se acerca a mí y me da un gran abrazo para consolarme.
Vamos a unas cuantas reuniones mas, los grupos son muy diferentes, chicas jóvenes, despedidas de soltera, hombres y mujeres juntos. Más o menos saco siempre la misma cantidad de dinero, Blanca tenía razón con la media de ventas. Cada día me hace intervenir más. Después de cada reunión repartimos beneficios y me prepara para hacer todo el papeleo.
El día de mi debut en solitario llega enseguida. Todo sale mejor de lo que esperaba, he tenido una gran maestra y todo el mundo parece haber disfrutado de mis explicaciones y de las historias que cuento para cada uno de los juguetes.
Un mes después de la reunión con blanca en la cafetería, ella se va a Barcelona. Aunque con algo de miedo por la falta de su apoyo, continúo con las reuniones. Todo va muy bien, mis problemas económicos empiezan a solucionarse, ya hace un par de meses que no recibo amenazas por parte de las empresas de cortarme el gas, la luz, el agua. Empiezo a sonreír muy a menudo y a disfrutar de nuevo de la vida. El dueño del sex-shop donde fui a investigar, coloca publicidad en su tienda y me hace precios especiales según la cantidad de productos que venda, con lo que los beneficios aumentan.
El martes me llama por teléfono.
-Carla, ¿Cómo tienes el sábado por la tarde?, me acaban de pedir una reunión y he pensado que si tu puedes-, me cuenta nada mas descolgar.
-El sábado estoy libre ¿conoces a los que te han llamado?-, le pregunto, siempre me gusta conocer a alguien del grupo un poco.
-Si algunos son clientes, tienen una cena y quieren ambientarla un poco, ya me entiendes-, le oigo una risilla a través de auricular.
-Esta bien dame el teléfono y ya hablo yo con ellos-, nos despedimos.
Con el número que me ha dado llamo enseguida, son un grupo mixto, de personas de unos cuarenta años, suelen quedar a cenar en casa y quieren amenizarlo con un poco de cachondeo. Les doy las tarifas y aceptan de inmediato, así que durante el resto de la semana preparo una reunión para once personas de ambos sexos y reviso las historias que suelo contar para que todo salga bien.
Un día antes de ir hablo con blanca por teléfono, esta muy contenta de que todo me vaya tan bien y me dice que leyendo un artículo sobre las bolas chinas ha descubierto que aparte de utilizarse como juguete erótico, se utilizan como instrumento terapéutico, muy valorado por los profesionales de la salud en la corrección y prevención de problemas en la musculatura del suelo pélvico. Esto me da una idea, antes de ir a la siguiente reunión cojo de la tienda unas nuevas para probarlas yo.
Cuando llego a la casa donde se celebra la cena, me abre la puerta un chico muy amable, no ha llegado nadie más aun, así que doy por hecho que es el dueño de la casa.
-Hola soy Carla, la chica del Tuppersex-, extiendo la mano para saludarle, él la coge y me da dos besos.
-Yo soy José, no tardaran en venir todos, pasa al salón, ¿Qué necesitas? ¿Quieres tomar algo?-, habla muy deprisa.
-No gracias, solo necesito una mesa donde colocar mis cosas y un poco de agua para que no se me seque la garganta-, no se porque pero yo estoy más nerviosa de lo habitual, ¿Será porque llevo puestas las bolas chinas?
El salón es muy grande y espacioso, lo normal en una casa es que tengan dos sofás y en esta hay tres. José me ayuda a colocar la mesa de tal manera que todos los asistentes puedan verme y oírme sin problema. Abro la maleta y empiezo a colocar algunas cosas sobre la mesa. El me observa y noto en sus mejillas cierto rubor al ver lo que sale de mi maleta.
Cuando termino se va a la cocina, trae dos copas de vino blanco, me ofrece una y brindamos.

-Por una noche de diversión y buenos amigos-, se le ve contento.
Mientras esperamos a sus amigos hablamos un rato, mientras le observo y voy viendo muchas cosas que me gustan en el. Es alto, algo primordial para mi, lleva el pelo rapado al cero, bajo las mangas de la camisa aprecio unos tatuajes, aunque no distingo que son; le sobran unos kilitos pero es ancho de espaldas y los disimula muy bien, creo que incluso se ha dado cuenta que miraba su abdomen y ha metido tripa en ese momento. Es muy simpático, agradable, tiene la voz suave pero contundente. Por lo que me cuenta trabaja en una fábrica cerca de la ciudad, esta soltero y sin intención de buscar pareja, prefiere que surja lo que sea cuando sea y con quien sea. Suena el timbre.
Sus amigos entran en casa como una marabunta, vienen todos juntos y por lo que parece con algunas cervezas ya encima. José me los va presentando a todos, son cinco parejas, tan agradables como él y muy divertidos. Cuando comienzo mi discurso están atentos a cada palabra, por sus comentarios se que alguno de ellos y ellas ha estado ya en este tipo de reuniones, hacen que todo sea más fácil, no me gustaban los grupos mixtos.
A mitad de la reunión comienzan las ventas, en un momento dado me empiezo a sentir incomoda, hace tres horas que tengo puestas las bolas chinas y hacen que tenga una sensación extraña dentro de mí. Me disculpo un momento, voy al baño y me las saco. Vuelvo con el grupo y continuo con la presentación de productos, José no deja de mirarme a los ojos es el único que no dice nada, aunque se ríe tan alegremente como los demás. Las ventas han ido muy bien, cuando recojo todo el me acompaña a la puerta y baja conmigo hasta el coche con la escusa de que se ha hecho muy de noche y no hay nadie por la calle en este barrio.
Después de meter la maleta en el coche nos damos dos besos para despedirnos, arranco y le veo en la acera mientras me alejo. Al mirar por el espejo retrovisor me doy cuenta de que está haciendo me gestos para que pare, lo hago, el se acerca corriendo a la ventanilla de mi puerta, bajo la ventanilla.
-No te vayas, quédate a cenar con nosotros-, el color sonrosado de sus mejillas me dice que le ha costado mucho hacerlo.
La verdad es que no lo esperaba, pero me gusta la idea, además tengo mucha sed y hambre después de tanto hablar. Aparco de nuevo en el hueco que yo misma había dejado, subimos en el ascensor y al entrar en su casa los amigos nos miran sorprendidos aunque contentos.
Lo de quitarme las bolas chinas no se si ha sido una gran idea, cuando las tenia puesta me sentía excitada y algo incomoda, ahora me siento vacía, húmeda y algo cachonda, además la conversación de todo el grupo va sobre sexo y juguetes que yo ni siquiera he probado, lo cual hace que el vacio en mi interior ansié algo que lo ocupe.
Poco a poco todos se van marchando, el último tramo de la velada lo he pasado hablando con el anfitrión, mi excitación hace que poco a poco le vaya deseando y el vacio en mi vagina quiere que sea él quien lo rellene. Decido pasar a la acción y no esperar a que el, demasiado tímido, tome la iniciativa. Miro a nuestro alrededor y descubro que las dos parejas que aún quedan en su casa están en la cocina rellenando sus copas de vino, José y yo estamos sentados en uno de los sofás frente a frente, me aproximo a él, muy despacio y le beso en los labios, solo un pequeño pico. Al apartarme descubro un brillo especial en sus ojos, creo que me desea y voy a hacer todo lo posible para comprobar hasta qué punto.
Me levanto, me agacho a recoger las copas que tenemos sobre la mesa baja que hay entre los sofás, al hacerlo pongo mi redondo culito en pompa pasándoselo a escasos centímetros de la cara, miro hacia atrás y veo de nuevo su deseo reflejado en los ojos, me incorporo con las copas en la mano.

-Ahora vengo, no tardo nada-, le beso de nuevo antes de ir a la cocina.
Al entrar en ella veo que los amigos de José se están poniendo los abrigos, me dan todos dos besos y van al salón a despedirse de él, abro otra botella de vino blanco, escancio nuestras copas y cuando entro en el salón compruebo con emoción que ya estamos solos.
Mi deseo se hace realidad, José esta en el equipo de música, poniendo algo más suave, me fijo que ha bajado un poco la intensidad de la luz, haciendo que el ambiente sea muy agradable, dejo las copas sobre la mesita y me engancho a su cuello para besarle con locura. Me agarra con fuerza de los glúteos y tira de mí hacia arriba, le abrazo también con las piernas por la cintura quedando suspendida en el aire mientras él me sujeta. Se gira y me apoya contra la pared sin dejar de besarme en la boca y en el cuello.

Estoy empapada, el efecto que han tenido las bolas chinas en mi vagina es increíble, si me quito el tanga ahora estoy segura de que podría escurrirlo en el suelo. José sin cambiar de posición empieza a meter sus dedos por debajo de la minifalda que llevo puesta, los zapatos los lanzo lejos de una patada, acaricia mi sexo y siente mi humedad. Deja que apoye los pies en el suelo, saca las manos de mi entrepierna y con delicadeza coloca mis brazos sobre mi cabeza, es como si estuviera atada con ligaduras imaginarias, me besa sin parar, bajando sus labios por mi cuello, pasando entre mis hinchados pechos, sintiendo en las mejillas la dureza de mis pezones.
No deja de mirarme a los ojos, continua por mi abdomen, me suelta la cremallera de la falda y el corchete que la ciñe a mi cintura, la deja caer al suelo, yo saco los pies de ella. Me come a través del tanga, abro un poco las piernas, estoy completamente a su merced, muy cachonda, el vacio continúa en mi interior y quiero que lo llene ya.

Sube la cara abriendo los botones de la blusa, los dos últimos los arranca de golpe, no solo no me enfado, sino que esto me excita más, suelta el sujetador me lo quita y lo lanza al otro lado del salón. Agarra con fuerza mis pechos, prácticamente los estruja entre sus fuertes manos. Besa y mordisquea suavemente mis duros y sensibles pezones, me derrito ante un hombre así, impetuoso pero delicado a la vez. Sigo con la espalda pegada a la pared, cuando él se pone en cuclillas aprovecho para bajar los brazos y apoyar las manos en sus hombros.
Mete los dedos índices, uno a cada lado de la cintura, entre el elástico del tanga, hace un giro con ellos para que se enrede la diminuta gomita y comienza a bajármela muy despacio, me mira a los ojos, saca la lengua y da pequeños lametazos en clítoris. Abro aun más las piernas, mirar hacia abajo y ver que el hombre que deseas te lo hace de esa manera es fantástico.
Quito mis manos de sus hombros y le agarro con fuerza de los laterales de la cabeza, apretando con fuerza su boca contra mí, siento como la lengua entra y sale de mi cuerpo, como absorbe mi humedad. Las piernas me fallan justo en el momento de tener el orgasmo, se me doblan las rodillas, pero José, previsor ya me tiene fuertemente sujeta por las nalgas. No puedo reprimir un grito de placer, será la situación o lo que sea pero hacía tiempo que no era capaz de contener un orgasmo en mi garganta.

Le hago subir hasta mi boca para besarle, el sabor de mis fluidos es su lengua hacen que aun le desee mas. Le llevo hasta el sofá, empujo su cuerpo, se deja caer sobre los cojines, no me había dado cuenta de que ya no lleva zapatos. Un bulto en la bragueta de sus jeans me hace sospechar lo dura que la tiene y que aun tiene más ganas que yo de penetrarme. Pienso hacerle sufrir un poco.
Desabrocho los vaqueros rozando adrede la erección, al palparla me doy cuenta de lo gorda que la tiene, deseo subirme sobre él y metérmela hasta lo más profundo pero creo que voy a jugar un rato antes de hacerlo y se muy bien que complemento utilizar. Le termino de quitar los pantalones y me doy cuenta de que no lleva puesta ropa interior, este tío es perfecto. El se saca la camiseta al mismo tiempo, si que le sobran unos kilos pero la verdad es que esta mejor de lo que me había imaginado y encima con un pene así lo que menos me voy a fijar es en si tiene barriguita o no.

Me pongo de espaldas a él, sentándome sobre el duro miembro, estiro el brazo y cojo mi maleta, la abro, saco de ella un paquete en el que pone “Polla de silicona con ventosa y mando a distancia”. Rompo el precinto rápidamente, al sacarla de su envoltorio me doy cuenta de lo real que es el tacto, la pego sobre la mesa. José  me observa alucinado, doy al botón de encendido, me giro hacia él, me inclino sobre su erección y me la meto en la boca, hasta dentro de golpe, casi me ahogo ¡Que burra soy! Le doy todo el placer que se con la boca, cuando oigo sus gemido, me siento sobre el juguete que he colocado en la mesa, introduciéndola en mi sexo, es increíble la sensación que tengo al estar penetrada por dos sitios a la vez, tengo clarísimo que este cacharro va a terminar en mi culo mientras José esta dentro de mi vagina.
No me hace falta mirarle para saber que esta alucinando y disfrutando. No dejo de tragarme su miembro, en un momento dado le doy el mando a distancia. Empieza a jugar con los botones, hasta que encuentra la velocidad que me hace gemir como una loca. Con semejante aparato en la boca tardo un poco en adecuar el ritmo de mi respiración a la vibración del juguete de silicona. Cuando lo consigo la vista se me nubla en un nuevo orgasmo, creo que he empapado la mesa.
Despego la ventosa y como tenía pensado antes introduzco el chisme diabólico en mi culo, hago que José se tumbe boca arriba, me coloco sobre él pero de espaldas para que la ventosa se apoye en su pubis, coloco el glande en la entrada de mi sexo, y dejo caer todo el peso de mi cuerpo así penetro ambos orificios a la vez. Se que el esta apunto de correrse, así que acelero los movimientos de mi cadera para darle placer y poder sentirle yo al mismo tiempo.
Me siento completamente llena, noto como él ha puesto a velocidad máxima el juguete, ¡Me va a reventar el culo! Pero de placer. Los músculos de sus piernas se tensan, es donde yo tengo apoyadas las manos y en cuanto siento el líquido viscoso y caliente inundar mi sexo dejo que mi cuerpo se vaya en un tercer orgasmo maravilloso. Tras permanecer inmóvil unos segundos increíbles, le arranco de la mano el mando a distancia y apago el aparato, no creo que tarde en volver a usarlo.
El esta aun erecto, me doy la vuelta y la dejo en mi interior sintiendo como su tamaño va disminuyendo mientras le beso y le abrazo. Me quedo tumbada sobre su pecho un buen rato.

-Eres increíble, ha sido la mejor experiencia de mi vida-, dice José mientras acaricia mi pelo.
-Nunca había utilizado ninguno de  mis propios juguetes, pero si tú quieres tengo una maleta llena para que podamos jugar los dos a lo que quieras.
Nos fundimos en un larguísimo beso que es el pistoletazo de salida para la siguiente experiencia inolvidable.
Tras una noche completamente salvaje de sexo y nuevos descubrimientos, José me deja dormir en su casa, no creo que hubiera sido capaz de conducir tras cinco horas de semejante esfuerzo físico.
Al despertar el no esta a mi lado, solo hay  una nota sobre la mesilla de noche, en lo primero que me fijo al leerla es en que ha firmado con tres corazones rojos, ¡Que tierno! En la nota pone lo siguiente.
                        Buenos días Carla, espero que descansaras un poco, no he querido despertarte, estas preciosa dormida. He ido a comprar el desayuno, creo que te parecerá bien un chocolate con churros, no tardo mucho.  Besos José.
P.D: Si necesitamos pilas avísame antes de volver. 

                                                               J.M. LOPEZ

10 comentarios:

  1. ¡Vaya, vaya! Es lo que tienen las fiestas... que a veces acaban mejor que empiezan.
    Me ha encantado. Solo puedo decir eso :-)
    Es genial.
    Besos de Pecado.

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    1. Como agradezco tus comentarios y el apoyo que me das. Eres grande.
      Besos de pecado.

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  2. No conocía esa modalidad de venta... Parece entretenida. jejejej

    Slds!!

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    1. Tampoco a mi me han vendido nada de esa manera, estaría muy bien.
      Muchas gracias

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  3. Muy bueno!!! Yo soy asesora de tuppersex y me encantaría encontrarme con un anfitriòn asi.
    Enhorabuena!! Como siempre me encantò!! .
    Hasta el miercoles. :)

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    1. Muchas gracias, sobre todo viniendo de alguien que entiende del tema y me hace una crítica tan buena.
      Besos.

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  4. Es la primera vez que leo un relato escrito por ti, me ha parecido excitante y fresco, además, también acudí a un Tapersex pero no acabó tan bien, jejjejje.
    Un saludo.

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    1. Espero que sea la primera y no la ultima.
      Muchísimas gracias por el comentario.

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  5. llegue de casualidad y ha sido un placer leerte, muy bueno

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    1. Pues ni te vayas, quédate con mis relatos y tendrás mas placer.
      Gracias. Besos.

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